La pregunta que encabeza este editorial debería ser fácil de responder porque a nadie le entra en la cabeza que pueda estar sometiéndose a niños a tratamientos oncológicos de eficacia y resultados desconocidos pero lo cierto es que es exactamente lo que está pasando.
¿Ha dejado de ser saludable comer pescado y marisco?
La pregunta del titular puede parecerle a algunos absurda pero es que hoy la inmensa mayoría de esos animales salvajes que viven en mares y océanos están contaminados por químicos industriales y metales pesados (mercurio, cadmio, plomo y estaño), infectados por parásitos (como el anisakis) o dañados por microplásticos. Y los de acuicultura están siendo alimentados con piensos elaborados con desechos de pollo, pavo y cerdo así como con harinas de soja, trigo y maíz no pertenecientes a su cadena alimentaria natural marina y no son adecuados. Es más, por increíble que pueda parecer a los producidos en cautividad se les vacuna y se les dan antibióticos, antiparasitarios, antisépticos, sedantes, anestésicos, etc. De hecho, solo en la Unión Europea hay autorizados ya más de 300 fármacos en la acuicultura, la mitad de ellos vacunas. El peligro para la salud es pues cada vez mayor.