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Clorpirifós: peligroso insecticida prohibido en Europa con el que se nos sigue envenenando

En la Unión Europea seguimos consumiendo frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos procedentes de terceros países que llegan contaminados por clorpirifós –uno de los insecticidas más nocivos para la salud– a pesar de que la Comisión lo prohibió en 2020 al constatar que es genotóxico, neurotóxico (aumenta el riesgo de padecer parkinson), disruptor endocrino y puede afectar negativamente a los órganos reproductivos y al desarrollo del feto durante el embarazo. Se trata de un veneno muy tóxico –incluso a bajas concentraciones– que se acumula en los tejidos tanto de los organismos acuáticos como de los terrestres por lo que también lo ingerimos al alimentarnos con ellos y puede provocar, entre otros problemas, dolor de cabeza, mareos, sudor, náuseas, vómitos, diarrea, visión borrosa, secreción nasal, lagrimeo, salivación, fatiga, problemas gastrointestinales, opresión en el pecho, pérdida de la coordinación, parkinson, autismo, hiperactividad, convulsiones, coma y muerte.