La actuación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el asunto de la gripe A haciendo catastróficas predicciones carentes de base científica y aconsejando para evitar ese panorama el consumo de antivirales y que se vacunase de forma masiva a millones de personas cuando ni siquiera se podía saber si la vacuna era segura o eficaz creó un estado de pánico a nivel mundial que situó a esa organización otrora prestigiosa como cómplice de una indignante política del miedo. De hecho los científicos que habían estudiado el tema con seriedad entendían que no había razón alguna para vaticinar (...)
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