La gigantesca contaminación radiactiva provocada por la central nuclear de Fukushima hizo preguntarse a buena parte de la sociedad si el peligro alcanzaría o no a sus países y si debían o no tomar medidas preventivas. Pues bien, lo cierto es que la radiactividad -con independencia de la fuente- se acumula en el organismo. No hay pues ningún “nivel seguro”. Cualquier dosis nos afecta negativamente. Lo que en cambio sí existen son maneras de aumentar nuestra resistencia natural y en ellas los antioxidantes juegan un papel fundamental. Lo explicamos. Sumarios: Comparar la incidencia en la salud de una radiografía dental con la provocada (...)
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