En 1832 el químico francés Pierre-Jean Robiquet extrajo del opio un alcaloide con propiedades sedantes, antitusivas y analgésicas –la codeína o metilmorfina– que incluso a las dosis terapéuticamente adecuadas, sola o mezclada con paracetamol, puede provocar malestar, estreñimiento, náuseas, mareos, vértigo, somnolencia, obnubilación, disforia, prurito, constipación, aumento de la presión en el tracto biliar, retención urinaria e hipotensióny generar dependencia e intoxicar el organismo si se abusa de ella. Es más, a dosis altas o mantenidas en el tiempo puede producir –entre otros efectos adversos- introversión, depresión respiratoria, temblores, obstrucción prostática y disfunción renal. Y si se abusa de forma (...)
Suscríbase para seguir leyendo
Este texto solo está disponible para suscriptores.