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La mayoría de las personas sabe que una mala salud dental puede dar lugar a halitosis (mal aliento), dolor, sarro, caries, abscesos, gingivitis (hinchazón de las encías), dolor, hemorragias e infecciones de tejidos blandos como la periodontitis… pero no tantos saben que además puede provocar infecciones en la laringe y la faringe, infecciones respiratorias (pulmonía, bronquitis, neumonía y enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC), problemas cerebrales (como el alzheimer y la demencia), problemas cardiovasculares, problemas hepáticos y renales, diabetes y osteoporosis. De hecho, energéticamente los pulmones, el bazo y el intestino grueso están relacionados con los premolares y molares, el intestino delgado con las muelas del juicio, el hígado y la vesícula biliar con los caninos y el riñón y la vejiga con los incisivos. Tal es pues la importancia de cuidar la salud de nuestra boca, especialmente la de la dentadura. Hay sin embargo otro aspecto al que se le ha dado poca importancia a pesar de que afecta notablemente a nuestra propia estima y a nuestras relaciones sociales: el aspecto de la dentadura. Porque pocas cosas causan mejor sensación en los demás que una bonita y agradable sonrisa en la que luce una dentadura sana. Y de eso hemos hablado someramente con la doctora Ana Cabeza Martínez para quien es obvio que “la estética dental va más allá de la mera salud dental”.