Vivimos tan apartados de la naturaleza en las grandes ciudades, rodeados de edificios y coches, que hemos llegado a olvidar que nuestra propia existencia depende de la relación que mantenemos con el ecosistema. Pues bien, una de las mayores y más claras manifestaciones del irresponsable crecimiento tecnológico de nuestra sociedad es la proliferación masiva de radiaciones electromagnéticas ya que en estos momentos no sólo afectan a la salud de los seres humanos sino también al resto de los seres vivos que componen nuestro entorno natural: las plantas y los animales. Una prueba más de que esta situación es ya insostenible. (...)
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