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137
Abril 2011
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Cómo afrontar la mayoría de las llamadas “enfermedades”

En los textos publicados hasta ahora en esta sección hemos explicado por qué los tóxicos medioambientales pueden ser causa de numerosas patologías, especialmente fibromialgia, fatiga crónica, esclerosis múltiple, hiperactividad, alzheimer, parkinson, autismo, trastorno de estrés postraumático, asma, sensibilidad química múltiple y cáncer, entre otras. Patologías para las que “no existe cura” ni “tratamiento eficaz” según la mayoría de los profesionales médicos sólo que eso denota falta de información y, por ende, de formación. Obviamente no siempre podrá lograrse la curación de una patología pero sí a menudo impedir su avance e incluso lograr una remisión parcial ya que no total. Depende de la misma y de la situación concreta de cada persona pero es evidente que hoy podemos afrontar todas las mencionadas -y muchas otras- con una serie de protocolos comunes ya que todas tienen en común alguna alteración del ciclo NOONO que, como ya explicó en un número anterior de la revista el profesor Martin Pall, suele provocarlo un problema de intoxicación, un déficit de nutrientes o un desequilibrio bioenergético que hay que resolver. Agregaremos que el Dr. William Rea, uno de los mayores expertos del mundo en Medicina Ambiental y profesional que ha tratado durante treinta años a enfermos con sensibilidad química asegura haber obtenido así resultados positivos en más del 80% de los casos; lo que no implica que siempre la patología o sus síntomas hayan desaparecido por completo. Eso suele depender del tiempo de duración del problema y del grado de afectación. Y de ello hemos hablado -una vez más- con la doctora Pilar Muñoz Calero, presidenta de la Fundación Alborada.