Cómo afrontar ortomolecularmente una intoxicación por metales pesados
Número 104 - Abril 2008
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Como ya en otras ocasiones se ha explicado en la revista los minerales inorgánicos no son asimilables por el cuerpo y, por tanto, su presencia en el organismo a través de la ingesta del agua y/o de los muchos productos químicos que se usan en nuestra sociedad moderna lleva a veces a una excesiva acumulación que puede provocar importantes disfunciones e, incluso, poner en peligro la vida. Siendo los más peligrosos los llamados “metales pesados” entre los que se encuentran el aluminio, el bario, el berilio, el cadmio, el cobalto, el cobre, el cromo, el estaño, el hierro, el manganeso, el mercurio, el molibdeno, el níquel, la plata, el plomo, el talio, el vanadio y el zinc. Hablamos desustancias verdaderamente peligrosas pues no se trata ya de que nuestro organismo no las pueda metabolizar sino que además tiene dificultad para eliminarlas y de ahí que se acumulen en los riñones, los nervios, la grasa, los huesos, la piel, los pulmones, las tiroides o el cerebro con todo lo que ello conlleva.

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