Cordyceps Sinensis: lo más parecido a una panacea universal
Número 130 - Septiembre 2010
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La humanidad lleva milenios buscando la “panacea universal”, mítico producto capaz no sólo de curar todas las enfermedades sino de prolongar indefinidamente la vida. Pues bien, hace más de veinte siglos los chinos creyeron haberla encontrado en una sustancia muy extraña que denominaron “gusano de invierno y hierba de verano”, tan poderosa que bastaba comerla para lograr un notable rejuvenecimiento que incluía no sólo la atenuación de los achaques físicos propios de la vejez sino una auténtica revitalización mental y sexual. Uno volvía a sentirse joven y fuerte tras consumirla. Pero tan preciada sustancia sólo se encontraba en un rincón remoto del imperio y tanto por su escasez como por el coste de obtenerla y llevarla hasta la capital así como por lo excepcional de sus resultados su administración quedó reservada de forma exclusiva al emperador y a sus allegados más íntimos. ¿Y qué sustancia era ésa que recibió tan extraño nombre? Pues el Cordyceps sinensis, una seta entomopatológica, palabreja que indica que ¡crece en el interior de un insecto y se alimenta de él hasta matarlo!

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