Este reportaje aparece en
103
Marzo 2008
Ver número

Curación en negro y en blanco

 Ocurrió hace ya más de dos décadas en Río de Janeiro. Fue en mis primeros viajes en busca de una información que pudiera ayudarme a esclarecer mis investigaciones de laboratorio en torno a las modalidades de percepción humana. Ocurrió en una zona alejada del centro de Río. Y fue allí donde asistí a la primera umbanda negra. El terreriro: Caminheiros da Verdade. Se trataba de invocar a los pretos velhos. A los viejos negros, no a negros con nombre y apellido sino a las entidades arquetípicas a las que representan. Yo, el único asistente blanco, me acomodé en una zona alta desde la que dominaba el espacio en el que iba a tener lugar la ceremonia. Sonaron los atabaques (tambores rituales) y los médiums –todos los asistentes, mujeres y hombres, lo eran– no tardaron en dar señales de estar poseídos energéticamente por las entidades que habían sido invocadas. Los cuerpos se agitaron y se inició uno de los espectáculos más instructivos y fascinantes de cuantos he presenciado.