Mucha gente lo ignora pero el corazón, músculo que bombea la sangre para distribuirla por el organismo, tiene además propiedades endocrinas ya que también segrega hormonas que controlan la vasodilatación arterial -y, por tanto, la tensión- que pueden ayudar a regular los riñones y contribuir a solucionar una insuficiencia renal. Aún más, el corazón tiene un “cerebro” propio que le permite actuar de forma autónoma. Estamos pues ante una nueva concepción de la fisiología del corazón que es clave para explicar aspectos sorprendentes de la conducta humana como la acción terapéutica de la música, los cambios conductuales observados en personas (...)
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