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89
Diciembre 2006
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El peligro para la salud de los campos electromagnéticos está científicamente demostrado

A finales del pasado verano Unión Fenosa pretendió instalar en un barrio de la capital líneas de alta tensión con una capacidad de 310.000 voltios a sólo dos metros bajo tierra en las inmediaciones de gran número de viviendas ignorando los graves riesgos para la salud de los campos electromagnéticos. Ante la reacción indignada de los vecinos la obra se detuvo. En Patraix (Valencia) otro grupo de vecinos intenta que no instalen al lado de sus casas una subestación que recibirá ¡220.000 voltios!. Paralelamente, en El escorial (Madrid) cinco funcionarios de la Policía han muerto de cáncer en apenas 16 meses y siete más padecen igualmente la enfermedad con la singularidad de que todos ellos trabajaban al lado de un superordenador, una antena de transmisiones y dos subestaciones eléctricas. Pues bien, Darío Acuña Castroviejo, catedrático de Fisiología Médica de la Universidad de Granada, acaba de finalizar un contundente trabajo titulado Informe científico sobre los efectos de los campos electromagnéticos en el sistema endocrino humano y patologías asociadas. Se lo contamos.