Las principales multinacionales farmacéuticas llevan años aceptando pagar grandes sumas de dinero para no tener que afrontar costosos juicios que podrían además terminar llevando a muchos de sus directivos a la cárcel. Y es que algunas de sus actuaciones son criminales: faltan a la verdad, ocultan información, manipulan ensayos, alquilan voluntades, financian cursos y entidades, hacen regalos indecentes, sobornan a médicos, crean falsos “líderes de opinión”, condicionan a las organizaciones de profesionales sanitarios y de pacientes así como a las principales publicaciones científicas, financian discretamente a los partidos políticos o a sus dirigentes, promocionan parlamentarios, controlan las agencias de control (...)
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