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135
Febrero 2011
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Fundamentalistas científicos contra el pensamiento crítico

Desde que Augusto Comte publicara su Catecismo positivista en 1852 la Ciencia se ha consolidado como “la religión de la modernidad”. Sus encíclicas son las publicaciones científicas y sus herejes los investigadores y científicos que mantienen posiciones críticas con las teorías establecidas como dogmas. Y obviamente la Religión Científica también tiene sus fanáticos extremistas, una secta de fundamentalistas radicales que se cree en posesión de la verdad absoluta y se auto-arroga la representación de la comunidad científica. Fanáticos que en sus publicaciones y páginas web utilizan la descalificación personal, el insulto, la calumnia y la injuria como “argumentos”.