En 2009 existía en todo el mundo una auténtica psicosis colectiva en torno a la llegada de una nueva vacuna para la gripe A pero quienes anhelaban ponérsela -unos como preventivo y otros por motivos económicos- obviaron que toda vacuna conlleva riesgos. Asumibles para quienes creen en su eficacia e inasumibles para quienes dudan de ella y rechazan por tanto la política de vacunaciones masivas. De ahí que antes de plantearse si procedía o no ponerse la nueva vacuna para la gripe A -fabricada además por la vía rápida- debió tenerse en cuenta que en realidad la eficacia real de (...)
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