El uso de la enfermedad como arma no es algo nuevo o propio de la moderna tecnología del siglo XX. Se tiene constancia de su utilización desde hace siglos aunque tal idea llegó a un nuevo nivel de sofisticación con los programas de guerra biológica que se pusieron en marcha poco antes de la II Guerra Mundial. Pues bien, muchas de las enfermedades que hoy nos aquejan se crearon en los laboratorios como posibles armas. Y otras simplemente para vender fármacos que contrarrestaran sus efectos. Hablamos de un gigantesco y vergonzoso negocio en el que hay implicados gobiernos, políticos, multinacionales, (...)
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