Siempre se ha considerado que la profesión médica tiene una trascendental misión de servicio a la humanidad y por eso debe estar sujeta a imperativos éticos. Por eso desde el famoso Juramento Hipocrático hasta la más reciente Declaración de Ginebra los propios médicos han tratado de formular los códigos éticos por los que debería regirse su profesión. Sin embargo un somero análisis de la realidad demuestra que existe un alto grado de incumplimiento, especialmente por parte de las instituciones profesionales. Lo que además de restar cada vez más credibilidad a la Medicina supone una violación sistemática de los derechos de los (...)
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