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153
Octubre 2012
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Las vacunas pueden causar autismo

En 1998 The Lancet publicó un breve estudio dirigido por el médico británico Andrew Wakefield en el que se concluía que la vacuna conocida como “triple vírica” podría estar relacionada con trastornos neurológicos e intestinales. Una denuncia que llevaría a otras investigaciones científicas que parecieron corroborar esa asociación y a familias con niños autistas a exigir explicaciones a las autoridades. Reacción social que llevaría al rápido montaje de una vergonzosa campaña para negar la relación entre la vacuna y el autismo, a forzar que 10 de los 13 autores del artículo se retractaran, a que el Sunday Times iniciara una campaña de descrédito contra él y a que el Consejo General Médico le abriera un expediente que culminaría en 2010 con la retirada de su licencia para ejercer. Wakefield se marcharía por ello a Estados Unidos para continuar sus investigaciones tomando entonces el relevo de la campaña de difamación el British Medical Journal que lo acusaría de manipular sus resultados y violar la ética médica. Pues bien, estudios independientes posteriores han confirmado lo que aseveraba Wakefield. Y autoridades sanitarias norteamericanas admiten implícitamente ya la posibilidad de que las vacunas puedan causar autismo. De hecho tribunales estadounidenses han ordenado que se indemnice a familias de niños que sufrieron autismo tras ser vacunados. Esperpéntico.