¿Imagina poder acudir al médico y que éste le recete el medicamento indicado a su dolencia en la dosis adecuada a su peso, estatura, edad y estado general? Ideal -pensará- porque no todos somos iguales. Y habría menos efectos secundarios y reacciones adversas. Pues esa posibilidad existe. Fue la base de la farmacología moderna y ha sobrevivido en el alma de algunos médicos y en el corazón de las reboticas de muchas farmacias. Es la formulación magistral y está recogida en la Ley del Medicamento de 1990 como una posibilidad más de las que dispone el médico para tratar la (...)
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