Sr. Director: pareciera que ninguna de las personalidades que formularon elogiosas declaraciones sobre Raimon Panikkar tras su fallecimiento el pasado 26 de agosto lo haya escuchado ni una sola vez....
Sr. Director: en primer lugar reciba mi agradecimiento porque la revista me ha abierto los ojos respecto a la medicina convencional. Le escribo para exponerle el caso de mi madre....
Usted, Sr. Campoy, me salvó la vida. Por el mes de mayo del 2006 recurrí a usted por medio de mi hija Juana Mª a fin de que me indicase algún especialista para solucionar un problema de salud que llevaba arrastrando hacía varios meses....
Estimados amigos: acabo de leer el artículo sobre la leche del mes de junio y me parece muy interesante. Yo hace ya tiempo que no la tomo pero me pregunto qué hay de los yogures y quesos....
Estimado director: el 27 de agosto apareció tanto en el diario «El País» como en «ABC» una noticia «científica» a toda plana que, con grandes titulares,...
Sr. Director: tras seguir la Dieta Definitiva durante seis meses y haber perdido 28 kilos -¡comiendo como una lima!- ahora tengo un problema que me gustaría exponerle: me sobra piel....
Jose Antonio Campoy: “Los partidos políticos se han convertido en pesebres, en agencias de colocación de familiares, amigos y amiguetes”
Publicamos la séptima y última parte de la entrevista a Jose Antonio Campoy que venimos ofreciendo desde el pasado 1 de octubre en la que plasma y justifica su aseveración de que la mayoría de nuestras creencias son falsas y es urgente que despertemos, pensemos por nosotros mismos, ampliemos nuestra conciencia y seamos conscientes de la realidad en la que estamos inmersos o seguiremos viviendo sonámbulos. Y en esta última entrega lo hace citando muchas de las creencias socialmente aceptadas que, a su juicio, son manifiestamente falsas y aun así fueron asumidas –y todavía lo son– por un gran número de personas. Lo insólito es que no se trata de unas cuantas creencias sino de muchísimas. Es más, propone un nuevo sistema democrático que sustituya –desafiando lo que la mayoría propugna–a la democracia partitocrática, a fin de dificultar el control del planeta por la élite globalitaria.