La industria alimentaria ha aprendido de la farmacéutica que una buena manera de ganar dinero es convencer al público de que sus productos tienen unas propiedades extraordinarias para tratar algún problema de salud, sea éste real o inventado. Siendo el más utilizado el convencimiento general...
Los antidepresivos "modernos" -los conocidos inhibidores de recaptación de la serotonina- de los que la fluoxetina -comercialmente más conocido como Prozac- es desde hace veinte años la estrella de los fármacos son tan eficaces para tratar ...
La inocuidad de los teléfonos móviles cuando se usan de forma habitual no está científicamente demostrada. Y punto. Antes bien, hay numerosas evidencias de su potencial peligrosidad, muy especialmente en el caso de niños y adolescentes. ...
La afirmación de que tener demasiado colesterol en sangre puede causar aterosclerosis y, por ende, todo tipo de enfermedades cardiovasculares no ha sido demostrada científicamente jamás. Antes bien, existen estudios que demuestran que ...
Que cualquier principio activo presente en una planta, un alimento o un fármaco pueda tener, diluido miles de veces, el mismo o mejor resultado terapéutico que sin diluir resulta sorprendente para cualquier médico convencional aunque ....
Las compañías farmacéuticas son legalmente responsables de los efectos secundarios de sus medicamentos. El hecho de que estén aprobados por las correspondientes agencias reguladoras no las exime de esa ...
Inicio / Revistas / Número 78 / ¿Por qué se permite comercializar fármacos peligrosos que no curan nada?
Jose Antonio Campoy: “Los partidos políticos se han convertido en pesebres, en agencias de colocación de familiares, amigos y amiguetes”
Publicamos la séptima y última parte de la entrevista a Jose Antonio Campoy que venimos ofreciendo desde el pasado 1 de octubre en la que plasma y justifica su aseveración de que la mayoría de nuestras creencias son falsas y es urgente que despertemos, pensemos por nosotros mismos, ampliemos nuestra conciencia y seamos conscientes de la realidad en la que estamos inmersos o seguiremos viviendo sonámbulos. Y en esta última entrega lo hace citando muchas de las creencias socialmente aceptadas que, a su juicio, son manifiestamente falsas y aun así fueron asumidas –y todavía lo son– por un gran número de personas. Lo insólito es que no se trata de unas cuantas creencias sino de muchísimas. Es más, propone un nuevo sistema democrático que sustituya –desafiando lo que la mayoría propugna–a la democracia partitocrática, a fin de dificultar el control del planeta por la élite globalitaria.